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06 agosto, 2008

A mis Diecidiez

Es extraño encontrarme nuevamente en este lugar…

Hace mas de 5 años que no ponía mis pies en esta cornisa, ahora con rejas, con árboles más verdes que los de entonces, pero con la misma tenue y silenciosa mirada.

Y han cambiado tantas cosas desde aquel atardecer de noviembre, que por momentos siento que me equivoque de lugar, que esos 13 pisos que subí sin contar un escalón, no son los mismos que hace tanto tiempo, me vieron pasar con un trozo de vida en cada mano…

Todo parece nuevo, incluso las paredes han cambiado de color, es prácticamente la misa hora, no lo recuerdo con exactitud, pues en situaciones así , uno pierde la noción del tiempo…, hay un extraño y dulce olor a bizcochuelo en el aire… recuerdos de la infancia, de los años que me trajeron a estas alturas por primera vez…

Es todo nuevo, y parece ser otro lugar, hasta que me encuentro aquí…

Y todo vuelve a comenzar, mis pies rozando el borde, el viento que a gritos me pide que me siente, las hojas secas que no me dejan ver el suelo que aquellas ves vi, el silencio que le otorga el tiempo a la vida cuando esta ultima pide hablar…

Los brazos abiertos, casi en cruz, los ojos serrados suavemente, el frío que recorre por mi espalda y aquí estoy, de repente si es este mismo lugar, pero ahora no soy yo quien cuenta la historia…

Mis manos son distintas, mucho mas jóvenes, mucho mas pálidas, con una venda que me cubre 3 dedos… el recuerdo de cómo torcí mi dedo el día anterior pasa volando por mi cabeza y ahora el viento cambia de rumbo…

El cabello me cubre el rostro y una vez mas todo lo que rodea a ese niño parece incitarlo a saltar…

Silencio, paz, una calma poco común en el mundo, dudas y certezas muertas… es como la ultima bocanada de aire que das antes de zambullirte en la pileta…

Un paso más, con los dedos de los pies apuntando a mi nariz… y la fuerza del mundo en cada lado…

Los brazos relajados, recuerdos, risas, llantos, gracias de niñez mas de algunos malos ratos…

Una especie de grito que sale del pecho imposible de entender, y aquella hermosa presencia de tantos años que parada de espaldas parece decirme, ¿vas a tardarte mucho mas?...

Un tajo que parte en dos el alma, una herida que no sangra, un ritmo lejano, una canción…. Otro fuerte soplido del viento… y se deja caer….

Ahora estoy yo, viendo de rodillas como ese niño que fui cae lentamente al vacío…

Pierdo nuevamente la noción… todo gira y es extraño… de repente a luz.. y aquí estoy, en esa misma terraza, con paredes de otro color, el dulce olor cada vez mas cerca…

20 lagrimas por cada uno de esos 14 años que dejamos caer, 20 risas por la mitad que se quedo conmigo, 20 veces un ¿por qué no salte?, 20 excusas para hacerlo hoy mismo, 20 mas para correr…

Diecidiez edad que es de mi vida… partida en dos de esa cornisa que ahora dejo atrás… de la que sin duda alguna, una parte de ese niño salto… y a la cual, de vez en cuando, este adolescente que hoy escribe, vuelve a buscar… intentando entender por qué….

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