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22 enero, 2010

8000

-: Una vez mas, como tantos años atrás, he cruzado el ancho río que separa nuestros reinos.

Mi caballo apenas se ve desde el margen opuesto del “Tiempo” (sabio nombre para un río), y puedo sentir su nostalgia, pues por ser mi compañero, siente que seguramente ya no volveremos a vernos.

Mientras recorro el viejo camino de piedras que lleva hasta la entrada de su mundo, recuerdo a cada paso, como en una película, cada simple detalle de mi reino.

Sus bastas fronteras cubiertas de Jazmines, los muros del palacio, los gigantescos parlantes que llenan cada rincón con tan bellas melodías... Las mujeres que pasean, vistosas, por la plaza, camino al mercado... y los niños que parecen cubrirlo todo con sus risas.

21 años he vivido y soñado mi reino, he sangrado en batalla por las más simples de las necesidades, he mantenido vivo el sentir que nos mueve como ser y he visto morir en mis manos, tantas veces, ese hermoso sentimiento...

Más de dos décadas y aquí me encuentro arrastrando mi escudo, marcando el camino, casi rendido, envuelto en nostalgia de tantos gloriosos momentos, de tantos besos, tantos “te amo”, tantos “te extraño”, tantos “adiós”...

Mi espada se encuentra aún húmeda de sangre por la última batalla. El enfrenamiento que pone fin a una larga guerra es tan feroz, que incluso saliendo victorioso, uno siente en todos los ordenes de su vida, que lo ha perdido todo...

El campo de batalla aún está cubierto de restos de lanzas y banderas, y el eco de los gritos aún retumban en los Montes de Recuerdo, que rodean tan triste paisaje...

Ha comenzado a llover, el agua escurre en mi rostro y lava, gota a gota, cada una de las penas que a este loco servidor aún le quedan.

Mi casco y mi pechera ya no son necesarios, estoy a solo unos metros de la oscura línea de rosas secas que marca el inicio de su territorio, los dejo a un costado junto con mmi escudo.

El aroma es el mismo de tantos años atrás, pero a diferencia de aquel entonces, esta vez, la desazón me cubre de pies a cabeza.

Desenfundo mi espada y dejo que las lagrimas del cielo laven su hoja por última vez, cuando repentinamente un silbido y un desgarrador dolor en mi pierna izquierda me detiene.

Mientras caigo al suelo logo verla, una flecha de cola azul, (su insignia), está aquí viene por mí. El veneno comienza a hacer efecto, pierdo poco a poco la vista, mi cuerpo se desvanece, escucho pasos.. o al menos eso creo...

....

- Una brillante luz me ciega, me encuentro de cara al piso y mi cabeza da vueltas como la peor de las resacas.

Poco a poco mis ojos se acostumbran a la luz, a escasos metros distingo mi espada clavada en la tierra. Con gran esfuerzo me arrastro hacia ella, estiro mis manos y la utilizo como bastón, para ponerme, lentamente de pie.

Mis ojos ya se han adaptado por completo a la claridad, conozco este lugar.

Estas gastadas paredes, los cuadros repitiendo secuencias, para mi olvidadas, una y otra vez, el perfume a azahares, y un sonido que proviene del cuarto de al lado.

Ya puedo caminar, este salón luce tan tétrico como lo recuerdo, o quizás aún mas, sin duda alguna estoy en su interior, mis oídos zumban, he llegado...

- Por fin, has despertado.
- Creo que envenenarme no era necesario – dije mientras volteaba
- Si, lo siento, me entere de eso cuando ya te encontrabas tendido aquí, pero no te preocupes, el efecto desaparecerá en unos minutos.

He cruzado ambos reinos, bajo la lluvia y el sol, para verla nuevamente, para cumplir mi promesa... y aquí estoy, apenas sosteniéndome como un anciano.

Pero ella, luce tan hermosa como siempre, tan fatal... cruzada de piernas sobre su trono, despedaza una naranja que saborea lentamente.

Lanza desinteresadamente las cáscaras al fuego, mientras me mira como si no supiera a que se debe mi visita.

Mi cabeza se estabiliza poco a poco...

- ¿En verdad no tienes nada que decirme? ¿Qué acaso no sabes por qué me encuentro. ?
- De hecho tengo muchas cosas para decirte, terco corazón, pero no es el lugar, ni el momento – dijo interrumpiéndome
- Entonces..
- Y si – aumentó su tono de voz mientras me apuntaba con su daga – si sé por que estás aquí.
- Entonces no hay nada mas que hablar, vamos, que esta deuda no dure un segundo más.
- ¿Tantos deseos tienes de morir?
- ¿Bromeas?, por supuesto que no, pero te di mi palabra, 8000 días atrás, y he venido a cumplirla.
- “Al cumplirse los 8 milenios en días, del reinado que aquí te entrego, volverás y ante este mismo trono que hoy Degrado, tu sangre sellará el pacto que abajo firmamos y pondrá fin a tu legado y dará inicio a mi largo camino en el poder”
- Créeme que se de memoria esas líneas, las dos V cruzadas son mi firma, y...
- Solo quiero demostrarte que se para que has venido, y créeme, te admiro. Pues ambos sabemos que si hubieses decidido quedarte un día mas, todo mi ejercito llegaría a tus puertas mañana mismo.
- Si lo se...
- Y sabes también que cada uno de los que en tu reino habitan, moriría hoy y en 100 años por defenderte, incluso conociendo el motivo de mi invasión.
- Pero no...
- Y entiendes a la perfección que allí en tu reino podrías resistir 16 veces 16 años un asedio y que probablemente jamás lograría llegar a ti. Entonces, corazón, porque ambos sabemos por qué estas aquí, pero no puedo entender en verdad por qué estás hoy temblando de cansancio, apoyado en tu espada y frente a mí.
- Bien sabes, Razón, que no existe excusa, por bien intencionada que sea, para ver al mas insignificante de los seres que, como tu dices, me protegerían. Incluso si es mi vida y mi reinado el que se extingue bajo el filo de tu espada, adelante, pues no existe motivo, por único que sea, para vivir en guerra, ni si quiera 15 segundos.
- ¿Y que será del amor entonces, una vez que el control pase por mis manos, jamás volverá a decir “Te Amo” con sinceridad, jamás será sentimiento, jamás llorará jamás...
- Si es el camino que elige seguir, el de los pasos que tú le sugieras, será así y bien lo sabes, pues ya no estaré aquí para impedirlo, Pero ni siquiera ese, el mayor de todos mis bienes y anhelos, ni siquiera el mismo Amor debe ser utilizado de excusa para sufrir una guerra, ni mucho menos una bandera para llevar a batalla.
- Entonces, con tal de evitar el humo, los gritos, la sangre y el dolor de otra guerra, estás dispuesto a resignar, incluso tu vida.
- ¿Tan difícil de entender es?, ¿qué acaso no has visto, como una y otra vez, le he negado la voz al amor con tal de evitar otra cruda batalla? No lo vale, absolutamente nada ni nadie lo vale, la paz va mucho mas allá de cualquier excusa y si ese amor por el que crees debo poner a todo mi reino en pié de guerra, solo deriva en conflictos y peleas y llantos, pues prefiero morir a volver a oírlo decir “Te Amo”
- eres en verdad sorprendente Corazón
- Y tu eres sorprendentemente hermosa Razón
- Jajaja, veo que no cambias, sigues siendo un bacón.
- Y tu aún le temes al amor.
- Y no volveremos a discutir otra vez por lo mismo... mis hombres están ansiosos por arrasar con tu reino, por tomar el poder...
- Entonces vamos, acaba conmigo de una vez, el resto, es como sabes que debe ser.
- Ese es el problema.
- Si mi espada te cruza como tantas veces he soñado, no tendremos un enemigo a quien combatir, ni un ejercito a quien enfrentar, y créeme vivir en paz es mi peor pesadilla.
- Entonces, que piensas hacer... incluso si regreso y nos atacas, no presentaremos nuestras armas solo por saciar tu deseo de guerra.
- Deseo verte caer, Corazón, caer en batalla. Vete, tienes sobre tu misma espada 8 milenios en días mas, estoy casi seguro de que me darás, en menos de lo que crees, una nueva razón para llevar a mis hombres al campo de batalla.
- ¿Por qué haces esto?
- Porque espero verte caer bajo mi espada, y quemaré entonces tus banderas...
- Pero por qué me dejas ir.
- Porque lo estás haciendo bien corazón, son casi 22 años, y han sido excelentes bajo tu mando. Y yo puedo esperar otros 22, no es ni un medio de su vida.
- Debo agradecerte, creo.
- No, no debes agradecer nada, se que tendremos mas batallas y serán excelentes, ¡tu no has notado que mientras mas crece, mejores son nuestros enfrentamientos?
- Empiezas a perder terreno mi estimada Razón
- Y tu pierdes cordura Corazón – dice mientras se acerca hacia mi tendiendo su mano.

Estiro mi mano dejando caer mi espada, cuando en un brusco movimiento me tira hasta su pecho y con su boca junto a mi oído susurra...

- Caerás corazón, o terminaré sirviéndote, pero sabes tan bien como yo que a esta guerra eterna, no le queda mucha eternidad por delante, vete y haz que valgan la pena, cada día, cada hora, cada instante.

Siento una desgarradora puntada en mi espalda, camina lentamente hacia atrás... estiro mi mano hacia atrás, la quito de mi espalda... una flecha con una cinta azul, me dejo caer al suelo lentamente, todo se oscurece...

....

Mi cabeza da vueltas, mis ojos no logran acostumbrarse a la luz, intento ponerme de pie pero aún no puedo hacerlo, mi mano derecha está sumergida en el agua.

Poco a poco recupero la vista, mis oídos zumban nuevamente, estoy tendido de cara al suelo, en el margen opuesto del río, está lloviendo...