Una copa que luce vacía
brilla y guiña su ojo rosado
dos maletas, un par de boletos,
tres caminos, tan solo uno andado.
Tiempo, silencio, lecciones,
espacios, distancias y excesos,
un recuerdo, dos desilusiones,
quince millones de pares de besos.
La duda de si estarás bien,
la certeza de no saber nada,
un corazón de cartón que agoto
todo el filo de la vieja espada.
Un santuario de blanco color
una vaca, un león y un armario,
y esas letras que no conjugué
se le niegan a mi abecedario
La espalda, la luna, el calor
y por fin el final de la espera
que si aprendo aprendemos los dos
que por última ella es la primera.
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