Por alguna razón cada tanto,
sin medir el paso del tiempo,
vuelvo a buscar el momento
en que eramos uno los dos.
Aún se me pierde la voz
al ver esa fotografía,
y qué decir de cuando fuiste mía
que no te halla dicho mi amor.
Este vicio de ser escritor
inunda con tinta, a raudales,
los papeles que las tempestades
de mis sentimientos saben cortar.
Porfío, tal vez, al buscar
ese viejo sentir de mi boca,
con la canción que a ti te provoca
hoy “me puse a gritar donde estás”
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