Consume mi tinta el papel,
consume mis manos la hoguera,
deseo y pasión, se acelera
el pulso de una noche más,
donde el encuentro fugaz
entre tu cuerpo y el mío
van a secar cada río
no hay lluvia que aplaque el calor,
ni historia que cuente este amor,
fundido en tan solo dos plazas,
mujer, cada vez que me abrazas
se opacan la luna y el sol.
Más que por casualidad
este cuento viene de otra vida,
nuestras almas son viejas, ya vez
que se viven en la sincronía.
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