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07 agosto, 2012

Historias de Café I

Llevan mucho tiempo esperando ese café.

No, no hablo solamente de los veinte minutos que la camarera demora en atenderlos. Llevan vidas esperando ese café, ese instante, ese encuentro.

Solo su mas vieja memoria recuerda el momento en que sus ojos se cruzaron por primera vez, en otros cuerpos, siglos atrás, los mismos ojos.

El no puede dejar de hablar, ella no deja de mirarlo... Ríe de sus chiste, asiente de vez en cuando, pero en realidad poco escucha de lo que el le dice.
sus gestos y ademanes, su bonita camisa a cuadros... todo pasa desapercibido para ella que, sin saberlo, se encuentra entregada a la danza que bailan sus ojos mientras lo observa, de sus ojos a sus labios, de sus labios a sus ojos nuevamente. como si ese ser, que su ser reconoce de otros tiempos, no fuese mas que esos ojos y esos labios de los que no puede apartar su mirada.

El se distiende, ocupando toda la silla, estira los brazos y finge comodidad. Ella apenas esta sentada en un borde, sostenida sobre sus codos, casi sin respirar, intentando reducir a la mínima expresión esa mesa que se interpone entre los dos.

El se muestra tranquilo, peor el miedo y el coraje juegan una ajustada partida de ajedrez con el. Mueve uno, mueve el otro, y el se balancea en el lugar. Relata historias que tal vez nunca vivió y que para sus oídos parece repetirse una y otra vez.

Ella se acerca demasiado, en un descuido, y empuja la mesa hacia adelante. Ambos ríen mientras se acomodan y el rubor en sus mejillas dice lo que sus labios no... "estas demasiado lejos".

Una mesera distraída vuelve a tomarles el pedido, por segunda o décima vez, eso no importa... "ojala nunca llegue ese café" piensa el porque no quiere que nada le anuncie el final de tan esperado momento.

Pasan 10 minutos mas y ya sin historias que reinventar, tan solo juegan a mirarse de reojo, o de frente si el otro no los ve.

Ambos esperan y desesperan. el miedo a que el otro diga que no es tan grande, que aunque llevan horas diciéndose que sí, les parece tan inmensa la distancia que no pueden notar que están tan solo a una mesa de distancia.

Desde afuera parece que el momento está perdido, a lo lejos la figura de la moza con su bandeja a medio cargar aparece difusa detrás del mostrador.

Entonces, algo sucede. Ella escucha sonar su celular en la cartera, había olvidado que debe volver temprano a casa. El mira su reloj y como si comprendiera que es el único instante que le queda, la toma de la mano antes de que lograra alcanzar la cartera.

Ella sorprendida, lo mira intentando comprender, pero el se inclina sobre la mesa y sorprende a sus labios con un beso.

Retroceden un instante, ella se pone de pie... y como si el mundo dependiera de ellos, vuelven a besarse pero esta vez no se separan.

Sus manos se aferran entre sí, y se enredan en su cabello. Es tan incomodo ese beso, mesa por medio, y no hay nada en el mundo que pueda volverlo más perfecto aún.

Siguen besándose mientras el tiempo en la cafetería se detiene.

La moza llega con el café, pero al verlos entregados al amor, sonríe levemente y con un brillo cómplice en su mirada da media vuelta de regreso a la cocina.

Llevan tanto tiempo esperando este café - piensa mientras camina - que otros cinco minutos no le harán mal a nadie




1 comentario:

  1. Lo encontré, lo leí y me enamore... Te juro que me imagine la situación y sentí lo que ese par de adolescentes muy enamorados deben haber sentido... Muy lindo, me encanto, Fer :)

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