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02 julio, 2013

Al menos por hoy.

Dicen que todo tiene su tiempo bajo el sol... Tal vez lo nuestro no sea la necesaria excepción a la regla.

Quizás, en algún rincón del vasto desierto que habitamos tu alma y la mía llevan tiempo (años, por qué no) mirándose a los ojos, reconociéndose, aguardando pacientemente a que nuestros cuerpos den el salto, nuestras manos se trencen, nuestros cuerpos se confundan y nuestras bocas se consuman a besos, dos o tres mates después.

O tal vez todo sea un sueño, quien puede decir que tus labios en mi boca, y que todo este presagio de amor no es mas que un andar descalzo por el pasto recién regado, o por la arena de alguna playa sin luna. cómo afirmar, es decir, cómo convencer a ese algo que me empuja hacia a ti como un hoja arrastrada por el Zonda  que tan bien conoces y que tan bien conozco, pero que de alguna manera, por eso de que "todo tiene su tiempo bajo el sol", no conocemos juntos aún.

Suena a fantaseo vil, a reclamo del alma, a hartazgo de soledades, pero no. Nada dista mas de una nausea matutina de dolor que este no se qué, que trato de plasmar en estas letras que cada vez me confunden mas, y me explican menos.

Tengo un deseo profundo de cruzar las arenas y el sol y de encontrarme con tus ojos, con tus manos en un libro, con tus anteojos sobre la mesa de luz (no se si usas anteojos), y con el mate amargo humeando de ternura, de anécdotas de viajes, espíritus y colores.

O tal vez no seamos mas que eso, un color, un pixel. Un soplido de ilusión que como viene se va, que como nace se muere, que como vive será mas o menos recordado.

Pero por qué... por qué me empecino en salir a buscarte, en recorrerme las calles, los teatros, las iglesias y los bancos de plaza con la absurda esperanza de que vas a estar ahí, armándote un cigarrillo (aunque yo soy el que arma los cigarrillos), bostezando de cara al sol, o regalando migas a las palomas, y a los niños que juegan con esas mismas palomas que tu alimentas.

Es absurdo...

Absurdo, no el escribirlo, no. No la maraña de canciones inconclusas y pensamientos retóricos del por qué y el qué se yo, no.

Lo absurdo es que yo estoy aquí, con mis ganas de vos, mientras vos estas allí con tus ganas de sabrá la Diosa qué, mientras este precario relato busca ser una excusa, una soga, tal vez un puente, para acercarme un poquito mas a ese lugar en el que estas, y consolarme las distancias al menos por ahora, al menos por hoy que soy demasiado cobarde para cruzar el desierto y salir a buscarte, al menos por hoy me queda en este absurdo el consuelo de que tu alma leerá este absurdo, y sonreirá, y se pasará la tarde oliendo a rosas y le dirá a mi alma que ya falta menos porque todo tiene su tiempo bajo el sol...



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