Tenía que escribirlo de alguna manera, tenía que contarlo... pero cómo, cómo encontrar una respuesta a esta pregunta que se ha instalado profundamente en mi cabeza.
¿Por qué a mi?
Conozco tantas personas que llevan años esperando algo así, otros han invertido su vida, escrito grandes libros, enseñado a otros sobre esto con la esperanza de que algún día, por arte de magia, suceda en su vida... y sin embargo, aquí me encuentro yo, de rodillas junto a mi cama, con una birome azul en la mano, tratando de explicar este inmenso milagro que he comenzado a vivir.
¿Por qué a mi?... de entre tanta gente maravillosa que hay en el mundo, Madre, ¿Por qué a mi?
No es que la respuesta en verdad importe. Todo va a seguir como debe seguir, sin importar si hice algo para merecer todo este amor que recibo o si simplemente fue una bendición de lo alto (o tal vez sea un poco de los dos). En verdad no cambiaría nada, pero por alguna razón la pregunta sigue allí...
Pero bueno, si no puedo pedir una respuesta directa, si puedo infinitamente y con cada célula de mi cuerpo agradecer a los cielos por tanta magia que camina de mi mano, por tanta paz ante tanto miedo, por tanto coraje ante cada desafío... Gracias...!
Y si algo mas puedo pedir, (porque siempre queremos algo mas), le pido a la Diosa que me de voluntad para vivir este milagro de amor como merece ser vivido, al Dios le pido fuerza para poder cumplir con el papel que debo a esta trama maravillosa y a la vida... bueno, a la vida solo puedo pedirle tiempo. Tiempo para devolver, al menos, un poco de todo lo maravilloso que me ha sido dado sin que yo sepa ¿por qué a mi?
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