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04 diciembre, 2013

A la libertad que me diste...

Su marca ha dejado, la distancia,
en el sendero que algún día recorrimos,
otro sol a girado desde entonces
sin la dicha del amor que conocimos.

Curioso el danzar de los caminos,
separados, se unen por momentos,
para luego hacer un eco entre los dos.
Solo fuimos dos hojas en el viento

de la vida. Tu sonrisa interminable
aun alegra mis rincones con su trino
Inmensa bendición, la del amor,
esa noche en que nos conocimos.

De todo lo que entonces aprendí
me dejé de libertad las manos plenas
y la magia de cazar, mientras camino,
un conejo blanco en cada luna llena.








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