Te oigo suspirar
en mi ventana, y me pregunto
¿cuántas millas has viajado
para llegar aquí?
¿sabrás cuan felices son,
las hojas del nogal,
cuando tu danza las toma
y las posee por completo?
Te escucho suspirar y salgo
al patio. El aroma de la ruda
se desprende y en ti,
viaja, fluye, me acaricia.
¿Desde donde vendrás
para contarme, esas historias
de colibríes e ipomeas,
desde dónde...?
¿De que tierra la enseñanza
de humedad y lluvia nueva,
de qué páramos el polvo,
de qué noches la tristeza?
Cantas un mensaje, casi,
imperceptible,
desde un tiempo anterior
a todo el tiempo.
Porque tu ya existías cuando
se hizo presente la vida
y tu suspiro fue, quien dulcemente,
lo comenzó todo.
Te escucho suspirar,
cierro los ojos, vienes a mi
y el alma se me va
en una sonrisa.
Te escucho suspirar,
viento del sur,
recuerdo de niño,
caricia divina,
poema de Dios.
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