Hay un instante,
un momento entre respiración
y respiración en el que la lucha
se detiene.
Entonces las manos,
el canto de los pájaros,
y el verde de los cielos
se funden.
No hay lados bueno,
ni lados malos,
ni espejos,
ni reflejos
No queda, por un instante,
nada por lo que luchar
nada que ganar
nada que perder
La calma, el soltar
ni frío, ni calor,
ni duda, ni verdad
ni miedo, ni coraje
Tengo la esperanza
de encontrar ese momento
porque tengo la esperanza
de que tal vez, en esa pausa,
la revolución sea posible.
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